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Actualmente, las diversas ventajas que aporta el Sistema de Siembra Directa (SSD) son innegables. Mediante este sistema, se reduce drásticamente el impacto de las gotas de lluvia sobre la superficie del suelo, evitando así la erosión, además de actuar como barrera al exceso de agua en la superficie, y creando también un entorno de temperatura ideal para las plantas que están germinando.
Sin embargo, para aprovechar todas las ventajas de este sistema, hay que tener ciertos cuidados. Entre ellos, garantizar que la plantación se realice en “campo limpio”.
¿Qué es el “campo limpio”?
Después de la cosecha, el suelo empieza a recibir una mayor incidencia de la luz solar, ya que no hay una cubierta vegetal que le dé sombra. A partir de ese momento, las malas hierbas germinan y se desarrollan rápidamente. Hacer que el campo esté “limpio” consiste en aplicar herbicidas que actúen sobre estas malas hierbas y las maten, dejando espacio para que el cultivo previsto crezca en mejores condiciones en el periodo post emergente.
En otras palabras: la siembra solo debería ocurrir luego de la completa desecación de la vegetación presente en campo, ya sean plantas de coberturas o plantas dañinas.
La razón por la cual se recomienda realizar ese manejo es en virtud de que las plantas invasoras compiten por agua, luz y nutrientes con el cultivo, factor conocido como matocompetición. Además, pueden traducirse como plantas hospederas para plagas y enfermedades para el cultivo subsecuente.
¿Cuál es el impacto de no hacer una siembra en campo limpio?
Según estudios recientes, la incidencia de una única buva en 1 ha de soja puede causar hasta 400 kg de pérdidas de rendimiento en esta misma ha. Con infestaciones más altas, las pérdidas pueden superar el 48%.
¿Cómo realizar un correcto control de las malas hierbas?
Dado que no existe ningún herbicida capaz de controlar todas las malezas, es necesario elegir un herbicida selectivo, y luego una aplicación secuencial aumentará la eficiencia de nuestra desecación. El manejo puede ir asociado a un herbicida pre emergente en el sistema siembre-aplique, lo que nos ayudará a mantener limpio el Periodo Crítico de Interferencia (período durante el cual las malas hierbas interfieren en la producción).
Además del herbicida adecuado, se necesita el equipo y la maquinaria adecuada para aplicarlo. Jacto trae a Paraguay una serie de soluciones en pulverizadores, desde los autopropulsados, como el Uniport, hasta los pulverizadores arrastrados por tractor, como el Jatão y el Advance, que aseguran un mejor aprovechamiento y uso sostenible de los herbicidas elegidos para el manejo.
Es indiscutible que en nuestra realidad agrícola actual el uso de herbicidas es indispensable para el manejo de malezas antes de la siembra. La utilización de áreas agrícolas en cultivos de invierno no posibilita una adecuada cobertura de la superficie del suelo, necesaria para la siembra de la zafra de verano, en consecuencia la siembra es realizada en áreas con alta infestación de malezas. Este caso es muy común en las áreas de siembra directa, en las cuales es cultivado maíz de segunda zafra.
El ciclo del cultivo normalmente inicia en enero – febrero y termina entre junio y julio, existiendo siempre un período razonable de tiempo entre la cosecha del maíz y la siembra del cultivo de verano que propicia la emergencia y el desarrollo de malezas.
Es importante aprovechar las ventadas de aplicación para la desecación, ya que en Paraguay tenemos por característica inviernos secos y épocas de vientos intensos, lo que muchas veces dificultan las operaciones de campo.
Le agradezco a usted, lector, por su atención, y espero haberle ayudado de alguna manera aportando acá esta información. Cuéntanos aquí en los comentarios cuál es tu experiencia con la gestión de las malas hierbas en tus campos y recuerda: ¡realizar la siembra en limpio es un paso fundamental en la búsqueda de altas productividades!
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